Capítulos del Oseas

1 |  2 |  3 |  4 |  5 |  6 |  7891011121314



OSEAS

 

1 1Palabra del Señor que recibió Oseas, hijo de Beerí, durante los reinados de Ozías, Yotán, Acaz y Ezequías en Judá y en tiempo de Jeroboán, hijo de Joás, en Israel.

El mal amor

2Comienzan las palabras del Señor a Oseas: Dijo el Señor a Oseas:

–Ve, toma por esposa a una prostituta y ten hijos bastardos, porque el país está prostituido, alejado del Señor.

3Fue y tomó a Gomer, hija de Diblaín, que concibió y dio a luz un hijo. 4El Señor le dijo:

–Llámalo Yezrael, porque muy pronto pediré cuentas de la sangre de Yezrael a la dinastía de Jehú y pondré fin al reino de Israel. 5Aquel día romperé el arco de Israel en el valle de Yezrael.

6Ella volvió a concebir y dio a luz una hija. El Señor le dijo:

–Llámala: No-compadecida, porque ya no me compadeceré de Israel ni lo perdonaré. 7Pero de Judá me compadeceré y lo salvaré, porque soy el Señor, su Dios. No lo salvaré con arco, ni espada, ni batallas, ni caballos, ni jinetes.

8Cuando Gomer dejó de amamantar a No-compadecida, concibió y dio a luz un hijo.

9El Señor le dijo:

–Llámalo: No-pueblo-mío, porque ustedes no son mi pueblo y yo no estoy con ustedes.

Salvación

(Rom 9,26s)

2 1El número de los israelitas

llegará a ser

      como la arena de la playa,

      que ni se mide ni se cuenta,

      y en lugar de llamarlos

      No–pueblo–mío,

      los llamarán Hijos del Dios viviente.

2Se reunirán israelitas con judíos

      y se nombrarán un único caudillo

      y resurgirán de la tierra,

      porque es el día grande de Yezrael.

3Llamen a su hermano Pueblo-mío

      y a su hermana Compadecida.

El buen amor: pleito y reconciliación

(Jr 2–4; Ez 16)

4Acusen a su madre, acúsenla

      que ella no es mi mujer

      ni yo soy su marido,

      para que se quite de la cara

      sus prostituciones

      y sus adulterios

      de entre los pechos;

5si no, la dejaré desnuda y en cueros,

      como el día que nació;

      la convertiré en desierto,

      la transformaré en tierra árida,

      la mataré de sed;

6y de sus hijos no me compadeceré,

      porque son hijos bastardos.

7Sí, su madre se ha prostituido,

      se ha deshonrado la que los engendró.

      Ella decía: Me voy con mis amantes,

      que me dan mi pan y mi agua,

      mi lana y mi lino,

      mi vino y mi aceite.

8Por eso, voy a llenar

      su camino con espinos

      y le voy a poner delante un muro

      para que no encuentre sus senderos.

9Perseguirá a sus amantes

      y no los alcanzará,

      los buscará y no los encontrará,

      y dirá: Voy a volver

      con mi primer marido,

      porque entonces

      me iba mejor que ahora.

10Ella no comprendía

      que era yo quien le daba

      el trigo y el vino y el aceite,

      y oro y plata en abundancia.

11Por eso le quitaré otra vez

      mi trigo en su tiempo

      y mi vino en su estación;

      recobraré mi lana y mi lino,

      con que cubría su desnudez.

12Descubriré su deshonra

      ante sus amantes,

      y nadie la librará de mi mano;

13pondré fin a sus alegrías, sus fiestas,

      sus novilunios, sus sábados

      y todas sus solemnidades.

14Arrasaré su vid y su higuera,

      de los que decía: son mi paga,

      me las dieron mis amantes.

      Los reduciré a matorrales

      y los devorarán las bestias del campo.

15Le tomaré cuentas de cuando ofrecía

      incienso a los baales

      y se adornaba

      con su anillo y su collar

      para ir con sus amantes,

      olvidándose de mí

      –oráculo del Señor–.

16Por tanto, mira, voy a seducirla,

      la llevaré al desierto

      y le hablaré al corazón.

17Allí le daré sus viñas,

      y el Valle de Acor

      será Paso de la Esperanza.

      Allí me responderá

      como en su juventud,

      como cuando salió de Egipto.

18Aquel día –oráculo del Señor–

      me llamarás Esposo mío,

      ya no me llamarás ídolo mío.

19Le apartaré de la boca

      los nombres de los baales

      y sus nombres no serán invocados.

20Aquel día haré en su favor

      una alianza

      con los animales salvajes,

      con las aves del cielo

      y los reptiles de la tierra.

      Arco y espada y armas

      romperé en el país,

      y los haré dormir tranquilos.

21Me casaré contigo para siempre,

      me casaré contigo

      en justicia y en derecho,

      en afecto y en cariño.

22Me casaré contigo en fidelidad,

      y conocerás al Señor.

23Aquel día responderé

      –oráculo del Señor–,

      responderé al cielo,

      éste responderá a la tierra,

24la tierra responderá al trigo

      y al vino y al aceite

      y éstos responderán a Yezrael.

25Y me la sembraré en el país,

      me compadeceré

      de No-compadecida

      y diré a No-pueblo-mío:

      Eres mi pueblo,

      y él responderá: Dios mío.

Matrimonio simbólico

3 1Me dijo el Señor: Vete otra vez,

ama a una mujer

      amante de otro y adúltera,

      como ama el Señor a los israelitas,

      a pesar de que siguen

      a dioses ajenos,

      golosos de tortas de uva.

2Me la compré

      por quince pesos de plata

      y por una carga y media de cebada,

3y le dije:

      –Muchos años vivirás conmigo;

      no te prostituirás

      ni estarás con hombre alguno,

      ni yo estaré contigo.

4Porque muchos años

      vivirán los israelitas

      sin rey y sin príncipe,

      sin sacrificios

      y sin piedras conmemorativas,

      sin imágenes ni amuletos.

5Después volverán

      a buscar los israelitas

      al Señor, su Dios, y a David, su rey;

      temblando acudirán al Señor

      y a sus bienes en un tiempo futuro.

Pleito con los sacerdotes

(Sal 50)

4 1Escuchen la Palabra del Señor,

hijos de Israel:

      el Señor tiene un pleito

      con los habitantes del país:

      ya no hay verdad ni lealtad

      ni conocimiento de Dios en el país,

2sino juramento y mentira,

      asesinato y robo,

      adulterio y libertinaje,

      homicidio tras homicidio.

3Por eso gime el país

      y desfallecen sus habitantes:

      hasta los animales salvajes,

      hasta las aves del cielo,

      incluso los peces del mar

      desaparecen.

4Aunque nadie acuse, nadie reprenda;

      ¡mi pleito es contigo, sacerdote!

5Tropezarás de día y contigo

      tropezará el profeta de noche.

      Perecerá tu patria,

6perecerá mi pueblo,

      por falta de conocimiento.

      Porque tú has rechazado

      el conocimiento,

      yo te rechazaré de mi sacerdocio;

      te olvidaste de la ley de tu Dios,

      también yo me olvidaré de tus hijos.

7Cuantos más son,

      más pecan contra mí;

      cambiaré su dignidad en ignominia.

8Se alimentan del pecado de mi pueblo

      y con sus culpas matan el hambre.

9Pueblo y sacerdote

      correrán la misma suerte:

      les tomaré cuenta de su conducta

      y les daré la paga de sus acciones.

10Comerán y no se saciarán,

      fornicarán sin quedar satisfechos,

      porque abandonaron al Señor

      para entregarse a la fornicación.

Fornicación idolátrica

(Ez 16)

11La fornicación, el vino y el licor

      quitan la razón 12a mi pueblo,

      que consulta

      a un pedazo de madera,

      y escucha el oráculo de su poste;

      porque un espíritu de fornicación

      los extravía y se prostituyen

      abandonando a su Dios.

13Sacrifican

      en la cumbre de los montes

      y queman ofrendas en las colinas,

      debajo de encinas y álamos

      y terebintos de agradable sombra.

      Y así se prostituyen sus hijas

      y adulteran sus nueras.

14No castigaré a sus hijas

      por prostituirse

      ni a sus nueras

      por sus adulterios,

      porque ellos mismos

      se van con prostitutas

      y sacrifican

      con rameras del templo.

      Así el pueblo incauto va a la ruina.

15Eres madre prostituta, Israel,

      ¡que no lo pague Judá!

      No vayan a Guilgal,

      no suban a Bet-Avén,

      no juren, ¡por la vida del Señor!

16Si Israel embiste como vaca brava,

      ¿va ahora a apacentarlos el Señor

      como a corderos en la pradera?

17Efraín se ha aliado con los ídolos,

18los príncipes de los borrachos

      se han entregado a la prostitución,

      sus jefes aman la deshonra.

19Un huracán la envolverá en sus alas

      y sus altares los defraudarán.

Sentencia sin apelación: no vale el culto

(Jr 7,21-28: Am 5,18-27)

5 1Escuchen esto, sacerdotes;

presten atención, israelitas;

      escuchen, los de la casa real:

      Es contra ustedes la sentencia.

      Porque fueron trampa en Mispá,

      red tendida sobre el Tabor,

2y fosa cavada en Sitín.

      Yo los castigaré a todos.

3Yo conozco a Efraín,

      Israel no me es desconocido;

      si tú, Efraín, has fornicado,

      Israel está contaminado.

4Sus acciones no los dejan

      convertirse a su Dios,

      porque llevan dentro

      un espíritu de prostitución

      y no conocen al Señor.

5La arrogancia de Israel

      lo acusará a la cara,

      Efraín tropezará en sus delitos,

      también Judá tropezará con ellos.

6Con ovejas y vacas

      irán en busca del Señor,

      sin encontrarlo,

      porque se ha apartado de ellos;

7engañaron al Señor

      y tuvieron hijos bastardos,

      y ahora un intruso

      les comerá sus campos.

No valen las alianzas

(Is 30,1-7; 31,1-3)

8Toquen la corneta en Gabá,

      la trompeta en Ramá,

      lancen el grito de guerra en Bet-Avén:

      ¡Que te persiguen, Benjamín!

9Efraín se espantará cuando lo acusen.

      Es seguro lo que proclamo

      contra las tribus de Israel.

10Los príncipes de Judá son

      como los que corren

      los límites de los campos,

      sobre ellos derramaré

      mi enojo como agua.

11Oprime Efraín, quebranta el derecho,

      está empeñado en seguir la idolatría.

12Pero yo soy polilla para Efraín,

      carcoma para la casa de Judá.

13Cuando vio Efraín su enfermedad

      y Judá su llaga,

      fue Efraín a Asiria,

      mandó mensajeros al emperador,

      pero él no puede sanarlos

      ni sanar su herida.

14Porque yo seré león para Efraín,

      leoncillo para la casa de Judá.

      Yo mismo despedazaré la presa

      y me iré,

      la llevaré sin que nadie la salve.

15–Voy a volver a mi puesto,

      hasta que reconozcan sus culpas

      y acudan a mí, y en su angustia

      madruguen en mi búsqueda.

Conversión auténtica

(Jr 3,22–4,4)

6 1–Vamos a volver al Señor:

él nos despedazó y nos sanará,

      nos hirió

      y nos vendará la herida.

2En dos días nos hará revivir,

      al tercer día nos restablecerá

      y viviremos en su presencia.

3Esforcémonos por conocer al Señor:

      su venida es segura como la aurora;

      vendrá a nosotros como la lluvia,

      como aguacero

      que empapa la tierra.

4–¿Qué haré contigo, Efraín:

      qué haré contigo, Judá?

      Su amor es nube mañanera,

      rocío que se evapora al alba.

5Por eso los maté

      con las palabras de mi boca,

      los atravesé con mis profetas

      y mi sentencia brilla como la luz.

6Porque quiero amor, no sacrificios;

      conocimiento de Dios,

      no holocaustos.

Llevo cuenta de sus maldades

7Ellos en la tierra

      quebrantaron mi alianza,

      allí me hicieron traición.

8Galaad es villa de malhechores,

      con huellas de sangre.

9Como bandidos al acecho

      se confabulan los sacerdotes;

      asesinan camino de Siquén,

      ¡es una infamia lo que hacen!

10En la casa de Israel

      he visto algo horrible:

      allí se prostituye Efraín,

      se contamina Israel.

11También para ti, Judá,

      está el castigo preparado.

 

Cuando cambié la suerte de mi pueblo,

7 1cuando sané a Israel,

se descubría el pecado de Efraín

      y las maldades de Samaría:

      obraron de mala fe,

      como ladrones

      que se meten en las casas

      o bandoleros

      que asaltan en despoblado.

2Y no reflexionan que llevo cuenta

      de todas sus maldades,

      ya los han rodeado sus acciones,

      las tengo delante de mí.

Conjuras de palacio

(1 Re 15; 2 Re 14–16)

3Divierten al rey con su maldad,

      y con sus mentiras a los príncipes;

4todos arden de ira,

      son como horno encendido

      que deja de atizar el panadero

      desde que amasa

      hasta que fermenta la masa.

5En la fiesta del rey,

      con la calentura del vino,

      los príncipes dan la mano

      a los agitadores.

6Sí, su corazón es como un horno,

      su mente está tramando;

      de noche se adormece su ira,

      por la mañana

      arde como una hoguera.

7Todos arden como un horno

      y devoran a sus gobernantes.

      Todos sus reyes van cayendo

      sin que ni uno me invoque.

Alianzas funestas

(5,8-14)

8Efraín se mezcla con los pueblos,

      Efraín es un pastel mal cocido.

9Extranjeros le han comido su vigor,

      y él sin enterarse;

      ya tiene los cabellos entrecanos,

      y él sin enterarse.

10Su arrogancia acusa a Israel,

      pero ellos no vuelven

      al Señor, su Dios,

      a pesar de todo no lo buscan.

11Efraín es ingenua paloma

      atolondrada:

      piden ayuda a Egipto,

      acuden a Asiria;

12en cuanto acudan

      echaré sobre ellos mi red

      y los abatiré como a pájaros,

      los atraparé

      en cuanto escuche la bandada.

Insinceros e ingratos

13¡Ay de ellos!, que se me escaparon;

      ¡desgraciados!,

      por rebelarse contra mí.

      Yo los redimiría,

      pero ellos me calumnian,

14y no me invocan de corazón,

      sino que vociferan en sus camas,

      son devotos de Ceres y Baco

      y se apartan de mí.

15Yo adiestré, robustecí sus brazos,

      y ellos planeaban el mal contra mí.

16Se volvían a su dios,

      eran como arco que falla.

      Caerán a espada sus príncipes

      por la insolencia de sus lenguas,

      por sus burlas contra Egipto.

Han roto la alianza

(Éx 32; 1 Re 12,25-33)

8 1¡Lleva a tu boca la trompeta!

Que un águila se abalanza

      sobre la casa del Señor.

      Porque han roto mi alianza

      rebelándose contra mi ley.

2Me gritan:

      Te conocemos, Dios de Israel.

3Pero Israel rechazó el bien;

      que el enemigo lo persiga.

4Se nombraron reyes

      sin contar conmigo,

      se nombraron príncipes

      sin mi aprobación.

      Con su plata y su oro

      se hicieron ídolos para su perdición.

5Me repugna tu novillo, Samaría,

      ardo de ira contra él.

      ¿Cuándo lograrán la inocencia?

6Porque, ¿qué es ese toro?,

      ¿acaso un dios?

      Un escultor lo hizo, no es dios,

      se hace astillas

      el novillo de Samaría.

No valen alianzas ni fortalezas

(7,8-12)

7Siembran viento

      y cosechan tempestades;

      los trigales no echan espiga

      ni dan grano,

      y si lo dieran,

      lo devorarían los extranjeros.

8Han devorado a Israel,

      ya es entre las naciones

      un objeto sin valor.

9Porque han marchado a Asiria

      como burro salvaje.

      Efraín contrata su amor;

10pero, aunque lo hayan contratado

      con las naciones,

      yo los atraparé,

      y empezarán a disminuir

      por las cargas del Rey soberano.

11Porque Efraín multiplicó

      sus altares para pecar,

      para pecar le sirvieron sus altares.

12Aunque les dé multitud de leyes,

      las consideran como de un extraño.

13Aunque inmolen víctimas en mi honor

      y coman la carne,

      al Señor no le agradan.

      Tiene presentes sus culpas

      y castigará sus pecados:

      tendrán que volver a Egipto.

14Israel olvidó a su Hacedor

      y construyó palacios,

      Judá fortificó muchas ciudades;

      pero yo prenderé fuego

      a sus ciudades

      y devoraré sus fortificaciones.

Cultos de fertilidad: ni pan ni vino

9 1No te alegres, Israel,

no te regocijes como los paganos,

      porque te has prostituido

      abandonando a tu Dios.

      Vendiste tu amor

      en todos los campos de trigo;

2pero el campo y la bodega

      no los alimentarán,

      el vino les fallará.

3No habitarán en la tierra del Señor,

      Efraín volverá a Egipto,

      en Asiria comerán manjar impuro.

4No harán libaciones de vino al Señor

      ni le ofrecerán sus sacrificios;

      serán para ellos pan de duelo,

      se contaminarán quienes lo coman.

      Su pan les quitará el hambre,

      pero no entrará en la casa del Señor.

5¿Qué harán el día de la solemnidad,

      el día de la fiesta del Señor?

6Porque si escapan de la catástrofe,

      Egipto los recogerá,

      Menfis los enterrará;

      las ortigas heredarán

      su codiciada plata

      y los cardos crecerán en sus tiendas.

7Llega la hora de la cuenta,

      llega la hora de la paga,

      –que se entere Israel–,

      por tu gran culpa,

      por tu gran subversión.

      El profeta es un loco,

      el hombre inspirado delira.

8El vidente de Efraín profetiza

      sin contar con su Dios;

      es trampa de ladrón

      en sus caminos,

      subversión en la casa de Dios.

9Se han corrompido profundamente,

      como en los días de Gabá,

      pero él tiene presente su culpa,

      castigará su pecado.

 

Poemas breves

Uva en el desierto

10Como uvas en el desierto

      encontré a Israel,

      como higos tempranos en la higuera

      descubrí a sus padres.

      Pero ellos fueron a Baal-Fegor,

      se consagraron a la Ignominia

      y se hicieron tan odiosos

      como el objeto de su amor.

11Como pájaro emigra

      la gloria de Efraín:

      no habrá parto

      ni embarazo ni concepción;

12aunque críen a sus hijos,

      los dejaré sin descendencia,

      porque, ¡ay de ellos!,

      cuando de ellos me aparte.

13Efraín...

      Efraín entrega a sus hijos al verdugo.

14Dales, Señor; ¿qué vas a darles?

      Dales vientres estériles

      y pechos secos.

15Su maldad arranca de Guilgal:

      allí lo aborrecía;

      por la maldad de sus acciones

      los eché de mi casa,

      no volveré a quererlos,

      todos sus jefes son rebeldes.

16Herido está Efraín,

      su raíz está seca, no da fruto;

      aunque den a luz,

      mataré al amor de sus entrañas.

17Mi Dios los rechazará

      por su desobediencia

      y andarán errantes por las naciones.

En la tierra: vid frondosa

(Is 5,1-7; Ez 15; Sal 80)

10 1Israel era vid frondosa,

daba fruto:

      cuanto más fruto, más altares;

      cuanto mejor iba el país,

      mejores piedras conmemorativas.

2Tienen el corazón dividido,

      y han de pagarlo;

      él destrozará sus altares,

      arrasará

      sus piedras conmemorativas.

3Sí, ya pueden decir:

      No tenemos rey,

      no respetamos al Señor;

      el rey, ¿qué puede hacernos?

4Hablan y hablan, juran en falso,

      firman alianzas;

      florecen los pleitos como la cizaña

      en los surcos del campo.

5Los vecinos de Samaría tiemblan

      por el novillo de Bet-Avén,

      el pueblo y los sacerdotes

      hacen duelo a su dios,

      se revuelcan porque su gloria

      ha marchado al destierro:

6se la llevan a Asiria

      como tributo a su dios.

      La vergüenza se adueña de Efraín,

      Israel se avergüenza de su plan.

7Samaría y su rey desaparecen

      como astillas que se lleva el agua.

8Son destruidos los lugares altos

      idolátricos,

      el pecado de Israel.

      Cardos y abrojos

      crecen en sus altares,

      gritan a los montes: ¡Cúbrannos!,

      y a los cerros:

      ¡Caigan sobre nosotros!

9Del tiempo de Gabá

      arranca el pecado de Israel;

      allí me hicieron frente;

      ¿no los sorprenderá

      en Gabá la guerra

      contra los hijos de la injusticia?

10He venido para aprisionarlos,

      los pueblos se reunirán contra ellos,

      aprisionándolos por su doble culpa.

11Efraín es una novilla domesticada

      que trilla con gusto;

      pero yo echaré el yugo

      a su hermoso pescuezo,

      engancharé a Efraín para que are,

      a Jacob para que labre la tierra.

12Siembren según justicia,

      cosechen con lealtad,

      labren el campo nuevo,

      que están a tiempo de buscar al Señor,

      hasta que venga

      y les dé la lluvia conveniente.

13Araron maldad,

      cosecharon crímenes,

      comieron el fruto de la mentira.

      Por confiar en tu poder,

      en la multitud de tus soldados,

14clamor de guerra

      se alzará contra tu pueblo;

      tus fortalezas serán arrasadas,

      como arrasó Salmón a Bet-Arbel;

      cuando la batalla,

      estrellaron a la madre con los hijos.

15Así harán con ustedes, Betel,

      por su maldad consumada.

      Al amanecer desaparecerá

      el rey de Israel.

La niñez de Israel

11 1Cuando Israel era niño, lo amé,

y desde Egipto llamé a mi hijo.

2Cuanto más los llamaba,

      más se alejaban de mí:

      ofrecían sacrificios a los Baales

      y quemaban ofrendas a los ídolos.

3Yo enseñé a andar a Efraín

      y lo llevé en mis brazos,

      y ellos sin darse cuenta

      de que yo los cuidaba.

4Con correas de amor los atraía,

      con cuerdas de cariño.

      Fui para ellos como quien alza

      una criatura a las mejillas;

      me inclinaba y les daba de comer.

5Pero volverá a Egipto,

      asirio será su rey,

      porque no quisieron convertirse.

6Irá girando la espada

      por sus ciudades

      y destruirá sus cerrojos;

      por sus maquinaciones

      devorará 7a mi pueblo,

      aferrado a la infidelidad.

      Aunque invoquen a su Dios,

      tampoco los levantará.

8¿Cómo podré dejarte, Efraín;

      entregarte a ti, Israel?

      ¿Cómo dejarte como a Admá;

      tratarte como a Seboín?

      Me da un vuelco el corazón,

      se me conmueven las entrañas.

9No ejecutaré mi condena,

      no volveré a destruir a Efraín;

      que soy Dios y no hombre,

      el Santo en medio de ti

      y no enemigo destructor.

10Irán detrás del Señor,

      que rugirá como león;

      sí, rugirá y vendrán temblando

      sus hijos desde occidente,

11desde Egipto vendrán

      temblando como pájaros,

      desde Asiria como palomas,

      y los haré habitar en sus casas

      –oráculo del Señor–.

 

12 1Efraín me rodea de mentiras,

y de engaños la casa de Israel

      Judá es el rebaño,

      el pueblo del Señor

      se mantiene fiel al Santo.

2Efraín se apacienta de viento,

      va detrás del viento del este todo el día,

      multiplica la mentira y la violencia.

      Hace alianza con Asiria,

      envía aceite a Egipto.

Jacob, adulto

(Gn 25,26; 32,26-32)

3El Señor entabla pleito con Israel

      para tomar cuenta a Jacob

      de su conducta,

      para darle la paga de sus acciones.

4En el vientre suplantó a su hermano,

5siendo adulto luchó contra Dios,

      luchó con un ángel y lo venció.

      Lloró y alcanzó misericordia;

      en Betel lo encontró

      y allí habló con él:

6El Señor, Dios Todopoderoso,

      su Nombre es El Señor.

7Y tú, conviértete a tu Dios,

      practica la lealtad y la justicia,

      espera siempre en tu Dios.

8Canaán maneja balanza falsa,

      le gusta estafar.

9Efraín dice: Ya soy rico,

      he juntado una fortuna;

      pero sus ganancias no le llegarán

      por la culpa que cometió.

10Yo soy el Señor,

      Dios tuyo desde Egipto;

      otra vez te haré habitar en tiendas,

      como en los días del encuentro.

11Yo hablé por los profetas,

      yo multipliqué las visiones

      y hablé por los profetas en

         parábolas.

12.........................................................

      en Guilgal sacrificaban al Toro

      y sus altares eran

      como montones de piedras

      en los surcos del campo.

13Jacob huyó al campo de Siria,

      Israel se puso a trabajar por una mujer,

      por una mujer guardó ganado.

14Por medio de un profeta,

      el Señor sacó a Israel de Egipto

      y por un profeta lo guardó.

15Efraín lo irritó amargamente:

      el Señor descargará sobre él

      sus crímenes

      y le devolverá su injuria.

Síntesis histórica

13 1Efraín hablaba e imponía,

la autoridad estaba en Israel;

      pero se hizo culpable de idolatría

      y murió.

2Y ahora continúan pecando:

      se funden imágenes,

      se hacen ídolos de plata

      con destreza,

      obras de pura artesanía.

      En su honor inmolan corderos,

      les dan a beber sangre de novillos.

3Por eso serán nube matutina,

      rocío que al alba se evapora,

      paja arrebatada por el viento,

      humo por la chimenea.

4Pero yo soy el Señor,

      Dios tuyo desde Egipto,

      no conocías a otro dios más que a mí,

      ningún salvador fuera de mí.

5Yo te conocí en el desierto,

      en tierra abrasadora.

6Yo los apacenté y se hartaron,

      se hartaron

      y se enorgulleció su corazón,

      y así se olvidaron de mí.

7Seré para ellos como leopardo,

      los acecharé

      como pantera en el camino,

8los asaltaré como una osa

      a quien roban las crías

      y les desgarraré el pecho;

      allí los devoraré como un león,

      las fieras los descuartizarán.

9Si yo destruyo, Israel,

      ¿quién te auxiliará?,

10¿dónde está tu rey para salvarte?,

      ¿y los alcaldes de tus ciudades?

      Tú me los pediste:

      Dame rey y príncipes.

11Airado te di un rey,

      y encolerizado te lo quito.

12La culpa de Efraín está registrada,

      está archivado su pecado.

13Cuando su madre

      estaba con dolores,

      fue criatura torpe,

      que no se puso a tiempo

      en posición para salir del vientre.

14¿Los libraré del poder del abismo,

      los rescataré de la muerte?

      ¡Qué plagas las tuyas, oh muerte,

      qué pestes las del abismo!

      El consuelo se aparta de mi vista.

15Aunque fructifique entre cañaverales,

      vendrá viento del este,

      viento del Señor,

      subiendo del desierto,

      y secará su fuente,

      agotará su manantial;

      se llevará sus tesoros,

      sus enseres preciosos.

 

14 1Samaría pagará la culpa

de rebelarse contra su Dios:

      los pasarán a cuchillo,

      estrellarán a las criaturas,

      abrirán el vientre de las embarazadas.

Conversión

(Jr 3,14-22)

2Conviértete, Israel, al Señor, tu Dios,

      que tropezaste en tu culpa.

3Preparen su discurso

      y conviértanse al Señor; díganle:

      Perdona del todo nuestra culpa;

      acepta el don que te ofrecemos,

      el fruto de nuestros labios.

4Asiria no nos salvará,

      no montaremos a caballo;

      no volveremos a llamar dios nuestro

      a las obras de nuestras manos;

      en ti encuentra compasión

      el huérfano.

5Sanaré su infidelidad,

      los querré sin que lo merezcan,

      mi cólera ya se ha apartado de ellos.

6Seré rocío para Israel:

      florecerá como azucena

      y arraigará como álamo;

7echará brotes,

      tendrá el esplendor del olivo

      y el aroma del Líbano;

8volverán a morar a su sombra,

      revivirán como el trigo,

      florecerán como la vid,

      serán famosos

      como el vino del Líbano.

9Efraín, ¿qué tengo yo que ver

      con las imágenes?

      Yo contesto y miro.

      Yo soy abeto frondoso:

      de mí proceden tus frutos.

Epílogo

10Quien sea sabio que lo entienda,

      quien sea inteligente

      que lo comprenda.

      Los caminos del Señor son rectos,

      por ellos caminan los justos,

      en ellos tropiezan los pecadores.